jueves, 14 de julio de 2011

El progresismo en tiempos de posguerra

Las imágenes noticiosas nos hablan de economías del placer como en anteriores ocasiones nacionales, ahora las barbaridades sociales justifican personalidades por sobre raíces estructurales del horror, las responsabilidades son funcionales y no pertenecen a la matiz económica continuísta de la era derechísta.
El escenario progresista nos presenta un abanico justificado y elaborado en cocinas del norte con un fondo acostumbrado a marcarnos los rumbos por estas tierras, vemos una nación al mejor estilo pos guerra, asistiendo a los mas necesitados y sumergidos pero no garantizando herramientas hacia el país del futuro.
Si basta decir que en el país dichoso progresista mas de noventa mil niños trabajan, que así como crece la economía crecen los refugios de forma alarmante, que las ONG se han convertido en una moneda común de estos rincones asistiendo víctimas del progreso neo liberal.
¿Uruguayos a donde hemos llegado que no nos conmovemos?, los invito a la triste escuela del normal transitar, del país profundo para ver con nuestras propias retinas las raíces del horror, donde el escenario característico es de personas en situación de calle, carruajes con caballos de la miseria, asentamientos en todas partes. Las críticas no son por la voluntad de atenderlos, las críticas se basan en la profundidad del lamento nacional, de las vidas penosas que a diario transitan nuestras calles. La izquierda no debe ser un fantasma olvidado priorizando corrientes nuevas, el Frente Amplio no nació para ser opacado por segmentos futuristas neo liberales. Los horizontes no se ven claros, no se encuentran los caminos puros y tangibles del país del mañana; me encantaría poder elaborar otras escrituras, sería hasta beneficioso para mi, pero tengo que sincerar mi corazón, tengo que poner de manifiesto lo que mi alma pronuncia.
Una era abrazada al norte mortal, dónde nos entregamos a su juego especulativo del dólar, donde los llamamos amigos y aplicamos sus recetas del terror.
En el país de Varela donde se proyectan números de orgullo a diferencia de otros períodos gubernamentales nuestros botijas asisten a diario a las escuelas carentes de recursos genuinos, locales averiados sin las infraestructuras merecidas.
Un progresismo que patea el balón hacia adelante sobre las cuestiones netamente ideológicas y profundas que datan desde décadas donde contamos con un estado gordo que gasta de forma desproporcionada, con actores públicos con sueldos de gerentes bancarios.
Una tierra donde los préstamos comunes del banco de todos nos exterminan con intereses cuando las multinacionales retiran sus bonificaciones mágicamente, una tierra que extranjeriza de forma alarmante y nos convidan con debates sobre pequeños impuestos a los aristócratas acostumbrados a tomar de la teta de la vaca nacional.
Los tiempos que corren son como de pos guerra, asistiendo, controlando, con una economía histórica al servicio de los organismos internacionales y las clases dominantes, el problema es de raíz, no debemos mirar solamente nuestros entornos personales, la conducta izquierdista debe ser un eterno promotor de caminos equitativos para el bien popular, recuperar nuestra esencia, salir a gritar a los cuatro vientos que otro Uruguay es posible pero dista mucho del que padecemos a diario. Ahora parecería que quienes lucen trajes de placer económico ya nos alertan del impacto exterior sobre nuestro territorio, estamos entregados al mundo nuevo, ese mundo aberrante cuestionado desde siempre por nuestras banderas revolucionarias, hoy nos abrazamos, nos golpeamos el pecho, un orgullo nacional progresista que el día a día no le permite ver a un joven rebelde que sufre constantemente al constatar como las esperanzas Orientales se evaporan con el inexorable paso del tiempo. La pos guerra ideológica del día a día progresista esta derrotando profundamente una colcha de retazos que tenía un horizonte artiguista bien marcado.

R.L.P.B

Traductor / Translator

Wikipedia

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