Las instituciones así como gobiernos estados o religiones necesitan de personalidades para que la esperanza no se pierda, así sea como un suspiro como fue aquella figura de un candidato a Presidente de color negro, al parecer humilde y con proyectos progresistas, el mundo cayó ante las mieles engañosas de una esperanza de cartón. La profecía de Malaquías no le erró, tuvimos y tenemos un Papa negro, uno que prometió paz y trajo guerra, uno que prometió fin a innumerables atrocidades imperiales y resultó ser mas de lo mismo. Pero eso sí, en un mundo hipócrita y malvado el hombre negro de la guerra fue galardonado con el premio Nobel de la paz. Ahora la esperanza de cartón mira al Vaticano, un Papa Latinoamericano, que viajaba en subte, que toma mate, chistoso, austero y al parecer justo. Pero un pasado negro asoma hacia ese Papa viejito y carismático. Al igual que ser Presidente de Estados Unidos ser Papa también está plagado de intereses económicos y necesidades estructurales para que la fantasía democrática, económica y libertades populares deban continuar. El hombre necesita creer, necesita de la esperanza, así sea de cartón, con un Papa Negro o con un Papa Latinoamericano. R.L.P.B